lunes, 3 de junio de 2024

EL PORQUE DIOS PERMITE LAS AFLICCIONES EN NUESTRAS VIDAS

 

LUCAS 8:40-42 

40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.

41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;

42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo Y mientras iba, la multitud le oprimía.

 

EL PORQUE DIOS PERMITE LAS AFLICCIONES EN NUESTRAS VIDAS

 

INTRODUCCIÓN.

1. LAS NECESIDADES NOS HACEN ACORDARNOS DE DIOS

2. LOS PROBLEMAS NOS HACEN RECORDAR DE TODO LO QUE DIOS NOS A LIBRADO

3. LAS ENFERMEDADES NOS HACEN VOLVER NUESTRA MIRADA PARA CON DIOS

4. LO PERMITE CUANDO NOSOTROS LE HEMOS DADO LA ESPALDA A DIOS

 

1) PARA QUE BUSQUEMOS A DIOS DOBLEGAR NUESTRO CORAZÓN Y NOS HAGAN BUSCAR A DIOS

LUCAS 8: 41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;

 

2) PARA QUE NOS TOQUE DONDE SE NOS DOBLEGA EL CORAZÓN

LUCAS 8: 42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.Y mientras iba, la multitud le oprimía.

 

3) PARA QUE NUESTRA FE VENZA LOS TEMORES

LUCAS 8: 49-50

49  Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.

50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.

 

4) PARA QUE ENTENDAMOS EN QUIEN NOS DEBEMOS DE APOYAR

LUCAS 8: 51-53

51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.

52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.

53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.

 

5) PARA EXPERIMENTAR LOS MILAGROS DE DIOS

LUCAS 8: 54-56

54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.

55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.

56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.

 

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